Cantabria Labs con la formación de personal local en Malawi
La formación de los habitantes de Malawi es uno de los principales objetivos del proyecto y una de las labores de las que la doctora Cristina Galván, alma de DerMalawi, se siente más orgullosa.
En uno de los países más deprimidos del mundo, Malawi, algunas cosas están cambiando. Todo empezó cuando la doctora Cristina Galván, pionera del proyecto, viajó allí en 2015 con la ilusión de conseguir una mejor salud dermatológica en una población que se ve afectada constantemente por enfermedades infecciosas como la sarna, el impétigo y la lepra o por tumores cutáneos avanzados en personas susceptibles, como los albinos. Fue entonces cuando nació el proyecto DerMalawi con el apoyo de Cantabria Labs. Lo importante, dice Cristina, es facilitarles la autosuficiencia a través de la formación.
“Enseñar al personal sanitario local, que se enfrenta a diario con los enfermos, las habilidades necesarias para diagnosticar y curar; la atención conjunta a pacientes, los talleres de formación y la red de teledermatología son parte de esta tarea formativa. Para teledermatología tenemos establecido un protocolo muy fácil de cumplimentar respondiendo a preguntas y siguiendo orientaciones sencillas. Con un entrenamiento muy corto son capaces de enviar cada caso y las fotos clínicas de forma que nos facilita emitir un buen diagnóstico y los consejos adecuados de cuidados y prevención”.
Campaña de detección precoz de la lepra en Junio de 2021
La labor ha dado sus frutos. El protocolo de teledermatología fue merecedor hace unos días del premio de Comunicaciones Libres por parte del Grupo de Epidemiología y Promoción de la Salud de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología). También ha regalado grandes noticias: Uno de sus sanitarios locales colaboradores de DermMalawi desde su inicio, tras mucho esfuerzo compaginado sus estudios con el trabajo para mantener a su familia y con el apoyo financiero de Cantabria Labs, ha obtenido recientemente el diploma de Clinical Medicine, que le permite trabajar como medical assistant, una categoría a medio camino entre medicina y enfermería, algo que le permitirá tener mejores condiciones laborales y de sueldo. “Siempre me enfoqué en empoderar a la gente de allí”, dice Cristina. Un proyecto en el que Cantabria Labs ha creído desde siempre apoyándolo tanto a nivel económico como presencial y humano. “La compañía no solo nos ayuda con el proyecto de salud de la piel, también impulsa la educación desde el colegio. La educación y la cultura son la base para avanzar”, añade la doctora Galván.
La doctora Galván junto a Antonio Matji y Alfonso Yáñez, de Cantabria Labs.
“Cada vez tenemos más colaboradores que completan cursos promovidos por la Organización Mundial de la Salud y otros organismos de cooperación. Les metemos el gusanillo en el cuerpo cuando trabajamos juntos”. Los contenidos son excelentes y permiten que los sanitarios mejoren sus capacidades y se sientan más seguros al atender pacientes. En ocasiones no es fácil estimularles, puesto que el beneficio para ellos, al no tratarse aún de formaciones regladas, es la satisfacción personal, pero no se traduce en una mejora del contrato, sueldo o curriculum”, añade la dermatóloga.
Cristina Galván muestra a un un sanitario local cómo obtener un buen diagnóstico.
Momento de ceder el relevo
A Cristina, dedicada en cuerpo y alma a la investigación, la consulta privada y la dermatología solidaria, el diploma del futuro medical assistant le llega en un momento agridulce. Agrio, porque por motivos de salud, actualmente se ve obligada a pasar el relevo de DerMalawi a nuevas manos. Dulce, porque como ella dice, “es como un hijo que ha sido número 1 en notaría y ya vuela solo y acompañado de personas magníficas”. Parte del éxito, cree la dermatóloga, está en que DerMalawi “haya crecido a un ritmo sensato. También a que una compañía como Cantabria Labs valore la importancia de la mejora educativa de la población y de ayudar enviando a sus farmacéuticos a formar a los sanitarios locales para que sean capaces de fabricar los productos de aplicación tópica que necesitan, dando un paso más hacia su autosuficiencia. Sin duda, su apoyo es imprescindible”, termina Cristina Galván.